Todos tenemos competencia. No pasa nada. Lo que nos diferencia a unos de otros y la razón por la que el cliente acaba yéndose con uno o con otro suele ser, en su mayor parte, energía.
A veces es presupuesto.
Pero en su mayor parte, es energía.
Tiene que haber una conexión entre un cliente y un proveedor. Como esto da para otra newsletter, no me voy a meter aquí pero es algo común, lo he visto tanto trabajando dentro de una empresa donde los clientes eran internos como para clientes externos y ahora como autónoma, lo veo cada día.
Os cuento. Como todo hijo de vecino, tengo un formulario de contacto en la web donde vendo mis servicios. Y mi alma.
Pero sobre todo mi servicios, porque el alma se la vendí a Google hace años.
En una de estas, veo un mail enviado a través del formulario de contacto que solicita un presupuesto.
A palo seco.
¿Un presupuesto de qué? Pues ni idea.
Le indico que no puedo hacer un presupuesto a la ligera (a ver, no es lo mismo una web que meter un CRM en tu empresa, que hacer SEM… por ejemplo… ) y que si quiere agendamos un rato para hablar de las necesidades.
No me contesta.
A los dos minutos, veo una oferta de trabajo en Linkedin donde la empresa “Brandine“ busca… lo que sea, es que ni lo miré… Porque me quedé así con el nombre de la empresa.
“Brandine” (obvio que no se llama así)
De qué carajo me suena a mi Brandine.
mmm….
Me voy al correo y ahí estaba: fulanito.nieto@brandine.es
Tomaya.
¿A ver?
Pero… si esto que me ha pedido es lo que ellos hacen… son competencia…
Ooook.
Alguien de una empresa que es claramente mi competencia, me solicita un presupuesto para algo.
Muy bien, chaval. Como que no voy a pillarte el dominio e investigar. Porque no lo hizo desde una cuenta genérica de gmail, nope.
Algo parecido me pasó ya en LinkedIn una vez.
Me enviaron un mensaje donde pedían rellenar un test para evaluar, nosémuybienqué. El caso es que viendo aquello, dije: no, mi empresa (que soy yo y mis circunstancias) no encaja en esto.
Total, que decliné contestar. Le dije que no me encajaba.
Me insistió.
Se lo pasé a otra persona. Que me dijo “está estudiándote“.
Pues, demasiada molestia, la verdad.
No tengo nada que ocultar. ¿Quieres saber cómo hago las cosas que hago?
+ 16 años de experiencia.
+ pegarme con código mucho tiempo haciendo que vea cómo están programadas las cosas aunque no le haya metido mano. Más que nada porque todos pecamos de lo mismo y bebemos de Boole.
+ comprender la tecnología, cómo funciona un circuito, cómo se trasladan los ceros y unos en formato bits (qbits en el futuro) a esto que estás viendo en la pantalla.
+ mi innata capacidad para comprender qué estás haciendo mal a la primera. Y cómo podríamos hacerlo mejor, un rato más tarde.
Tengo un don para encontrar fallos.
+ comprender a los clientes y ponerme casi siempre de su lado para arreglar las cosas.
Pero sobre todo, es magia.
En fin. Que sí, que todos llamamos a la competencia porque hay que estudiarla y si no puedes pagar a una empresa que lo haga, lo haces tú y tan pichis.
Pero, hombre. No sé. La próxima vez, disimula algo más.
Muchas gracias por haber llegado hasta aquí.
FELIZ NAVIDAD, si la celebras. Si como yo este año pasas, te deseo mucha fuerza y sí:
¡FELIZ SALIDA Y ENTRADA DE AÑO! Que venga con mucha salud.
Después de esta despedida, como imaginarás, la newsletter se queda en standby hasta después de reyes. Nos vemos pronto.
P.d.: Al rato de haber enviado un mail a la persona indicándole que si quería agendábamos una reunión recibo una llamada desde Chad (que no contesté) y me quedó la duda de saber si era el amigo Fulanito. ¿Casualidad? No lo creo.