Esta es una newsletter un poco especial porque voy a decir cosas que todos tenemos dentro, pero… a veces, nos cerramos a esa intuición dándole demasiado permiso a la cabeza.
Y os voy a decir algo:
quedan dos newsletters para cerrar temporada.
Y no sé si volveré en septiembre.
No lo digo por hacerme la interesante.
Lo digo porque no tengo ni idea.
Porque estoy compartiendo un montón en otras redes y creo que quizá este espacio puede integrarse en otros.
O no. Tengo que valorarlo.
Después del máster estoy cansada y quiero dejarme espacio.
A veces hay que parar antes de que algo deje de tener sentido.
Me gustaría retomar el podcast y/o YouTube, pero no sé si tengo fuerzas para lanzarme a TODO A LA VEZ.
Y seguimos hablando de sentido…
Hoy quiero contarte algo que puede que tú también hayas vivido:
esa sensación extraña cuando todo, en apariencia, encaja.
Buen sueldo, buen equipo, proyectos retadores, reconocimiento.
Y sin embargo… algo dentro de ti no hace clic.
A mí me pasó.
A gente que conozco (y de la que hoy tomo prestada la experiencia) también.
He estado en empresas y proyectos donde todo era correcto, donde por fuera parecía que había encontrado mi sitio.
Y sin embargo, por dentro, una incomodidad silenciosa.
No una alarma.
No un problema concreto.
Sólo ese murmullo constante de “esto no es”.
En mi caso es un “ñeeee“…
Y lo peor es que no lo puedes explicar.
Porque no hay nada mal.
Pero tampoco hay nada realmente bien.
Ese tipo de disonancia no suele tener titulares. No da para épica. No hay despidos fulminantes ni jefes tóxicos ni crisis de valores.
Hay decisiones que se toman bajito. Y movimientos que parecen innecesarios desde fuera.
Pero son los que te salvan.
Soltar algo que funciona, pero que no vibra, es una de las cosas más difíciles de hacer.
Porque te hace parecer ingrata. O inestable. Muy inestable en mi caso, la verdad…
Pero es exactamente lo contrario: es ser leal contigo misma. Con esa parte tuya que ya sabe que, aunque encaje en el papel, tú no estás bien ahí.
Yo he dejado empresas sin drama. Y también con todo el drama que no se vio por fuera. Y cada vez que lo hice, abrí espacio.
Y por eso hoy, que me planteo si volveré en septiembre, no lo vivo como pérdida sino como pausa, un chequeo interno (sí, otra vez, soy así…)
Para mi es parte del camino.
Así que si alguna vez te ves en un sitio donde todo parece encajar, pero tú no…
Escúchate.
A veces, no se trata de cambiarlo todo.
A veces, solo necesitas darte permiso para no seguir como si nada.
Un abrazo enorme.
Y gracias por estar aquí, aunque no haya certezas.