En el mundo de la tecnología, hay muchas figuras clave: el programador que hace magia con el código, el gestor de proyectos que mantiene todo en orden (aunque a veces no os lo parezca, ejem!) , el cliente que siempre tiene razón (¿verdad?).
Pero hay una figura que, aunque no aparece en ningún organigrama oficial, está presente en más empresas de las que nos gustaría admitir.
Me refiero al brown dispatcher.
La primera vez que leí este anglicismo fue cuando trabajaba en Marsans, o sea, hace una eternidad.
Es esa persona que tiene la curiosa habilidad de pasarle el marrón a otro.
Te ha venido alguien a la cabeza, ¿a que sí?
Es esa persona que, cuando ve un problema venir (o un correo), no lo soluciona (a pesar de ser de su competencia), sino que lo redirige con destreza hacia alguien más, como si fuera una patata caliente que debe salir de sus manos lo antes posible.
Cómo identificar a un brown dispatcher
Es muy fácil, estoy segura que conoces a alguien a poco que trabajes en entorno corporativo. Pistas:
Si alguna vez has recibido un correo con un asunto tipo "Esto no es mi competencia, pero te lo dejo aquí por si acaso" o "Creo que esto es más de tu departamento", o directamente un “que envíe esto a esta dirección de correo“ cuando tú has enviado un “FYI“… felicidades, has tenido un encuentro con un brown dispatcher.
Es curioso cómo el marrón puede cambiar de manos tantas veces y, al final, seguir siendo marrón, pero en peores condiciones. Porque cuando un problema se pasa de un lado a otro, lejos de solucionarse, suele empeorar.
Va creciendo. Y creciendo… Ok, a veces no, pero ya me entiendes.
Y puesto a pedir, voy a pedirte una cosa. No seas un dispensador de marrones, por favor. El resto de los humanos que trabajan contigo, seguro que lo aprecian.
Qué no hacer para convertirte en uno de ellos
No te escondas tras el correo electrónico: El correo es una herramienta maravillosa, pero no debería ser nuestro escudo protector. Si ves un problema, abórdalo directamente o, mejor aún, si realmente no es tu competencia, encamina a la persona correcta hacia la solución en lugar de simplemente reenviar el marrón.
Asume tu parte del problema: A veces, aunque algo no sea estrictamente tu responsabilidad, puedes ayudar a resolverlo. Mostrar iniciativa te hace más valioso para tu equipo de lo que puedas imaginar.
Comunica, no delegues problemas: Posiblemente es mi consejo favorito. Comunica, ¡comunica siempre! Si algo aterriza en tu mail o en tu mesa, ostras, no te limites a reenviarlo sin más. Ofrece tu perspectiva y, si es posible, colabora en la búsqueda de una solución.
Del marrón a la solución:
Uno de mis objetivos en esta vida, es evitar que los problemas se conviertan en marrones que nadie quiere asumir. Trabajo para diseñar procesos claros y eficientes, donde las responsabilidades estén bien definidas y cada problema se aborde con la estrategia adecuada desde el principio.
De esta manera, ayudo a crear una cultura organizacional donde los brown dispatchers no tienen cabida.
Porque en un entorno bien gestionado, los marrones se resuelven, no se pasan de un lado a otro.
Así que, la próxima vez que te enfrentes a un marrón, piensa: ¿Quién quiero ser? ¿El que amarga hasta las piedras repartiendo marrones o voy a asumir mi parte y buscar la solución? La elección es tuya.
Un abrazo.